divendres, 5 de novembre del 2010

Regreso al hogar

Delante de mi había un hombre robusto, con un traje de etiqueta gris, una corbata negra y una camisa blanca, en la mano izquierda y sin soltarlo ni un momento llevaba un maletín empalfado de color negro. Era alto, de metro noventa y debia pesar setenta y cinco quilos. En la mano derecha llevaba un anillo dorado, que hacia rodar con el dedo gordo, al mismo tiempo que obseravaba en su cartera las fotos de su hija y su hijo. Estaba muy tranquilo y pensativo, no se dio cunta que una mujer hermosa con un vestido rojo de noche, con los labios carmesí y unos colgantes de más de medio quilo se sentaba a su lado. Esa chica, llevaba unos zapatos de tacón de el mismo color que los labios, se había pintado los ojos y recogido el pelo con una pinza, parecía una princesa de cuentos. Se quito la pinza y su pelo rubio cayo encima de su espalda cómo olas de oro, sacudió la cabeza muy tiernamente y me miró con sus ojos verdes, grandes, preciosos y penetrantes. Aparte la mirada en el mismo momento en que un chico de mi edad, 14 años se sentaba a mi lado. Tenía unos ojos azules meravellosos, tiernos y que mostraban sensibilidad, su nariz, era pequeñita y suave cómo la de un bebé, sus labios carnosos y sensuales se abrieron enseñando unos dientes perfectos y se presentaron. Se llamaba Alex, y su voz me envolvía en un sueño y su aroma me recobria con una fina capa de menta. Llevaba una camiseta sin mangas de "heavy metal" negra y una calabera. Los pantalones eran azules y estaban un degarrados a proposito con una navaja o una tijera.
Para no parecer mal educada me presente también y mi nombre le pareció muy bonito. hablamos durante una hora más o menos, viviamos en la misma ciudad y en el mismo instituto. ¡Nos dimos el teléfono y todo! Me contó que se había ido a la ciudad a comprar un monopatín nuevo, però no encontro ninguno y luego me pregunto a mi que porque estaba en el autobús, y tube que contarle que me había ido unos días sin el consentimiento de mis padres, però que ahora volvía porque solo me habí enfadado porque no me dijeron que era adoptada, así que los perdonaba, pero que eso no se tiene que esconder y menos a la persona afectada.
Cuando tube que bajar me dio un besito en la mejilla y me pregunto si podía estar en el parque el dia siguiente a las cuatro de la tarde, yo asentí porque no encontraba palabras para hablar sin que la voz me delatara. Me baje y vi como se alejaba dentro de el autobús. Me fuí a casa y allí encontre a quienes habían hecho toda la tarea de padres de otra persona y los abraze y no nos soltamos durante unos minutos.

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